Querida morralla intelectual,
Hoy os quiero poner al día de un tema central de la crítica moderna. Es una cuestión aceptada que tan importante es el valor creativo del artista como el de los espectadores que visitan la obra, desde el coleccionista, comisario, crítico, ensayista hasta el operario que maneja la “Black and Deker” cuando instala las peanas. Esta segunda fase creativa es la que pone en marcha la mecánica capitalista (Posters, libros, chapas e incluso a veces la propia obra se venden gracias a estos agentes). De manera que la obra que se suele exponer hoy en día es ante todo un estímulo de esta otra clase de creatividad.
En ocasiones con tal énfasis y furor que hasta el arte se queda por el camino.
En fin, esto que no son más que abstracciones os las voy a aclarar con una pequeña biografía de un artista prácticamente desconocido, aunque en los círculos magros (los artistas que se alimentan un mes sí y un mes no) es tema de conversación constante.
Procedo.
[…]Flack era algo muy parecido a un eremita. Vivía en lo alto de un cerro con la compañía de unas pocas gallinas que le daban huevos los días pares. Flack hacía pequeñas obras de arte para esas gallinas. Creaba esculturas con piedras seleccionadas de la vereda que llevaba al arrollo. Erigía altas columnas de piedra y situaba a las gallinas en lo alto mientras las hipnotizaba para que se quedaran tranquilas. Cuando las tenía a todas en calma él cantaba y bailaba para ellas. Todo terminaba con un aplauso que Flack las dirigía y ellas respondían lanzándose al vuelo, retomando aunque fuera por breves instantes su condición de aves voladoras con gran felicidad. El día de su cumpleaños Flack las hizo un regalo muy especial. Le regalo a cada Gallina la falange superior de sus dedos impares, en correspondencia por los huevos. En realidad se terminó cortando todas las falanges de su mano izquierda porque no le había quedado del todo claro la paridad con respecto de la derecha y prefirió asegurar. Murió infortunadamente un día que estaba enseñando a su gallina más querida a volar desde lo alto de un acantilado. En realidad Flack sabía que moriría cuando saltó por el barranco, pero albergaba la esperanza de poder enseñar a su querida gallina a volar a pesar de todo. […]
“Los Animales”, extracto del capítulo 51
Espero que este ejemplo de estupidez supina os centre en la idea fundamental de la creación, que resume muy bien un dicho ortodoxo de los popes guerreros:
“¿si el hermano Spiro se tira por una ventana tú también te tiras?”
Bueno, el dicho no explica muy bien lo de la creatividad pero sí lo de la estupidez.
Para que tanta letra no se os haga pesada, os dejo unas imágenes del adorable equipo de meditación trascendental de Salou, “Salou E.M.T.” concentrándose para su enfrentamiento con el “Peñíscola Trascendental F.C.”. Un derby en toda regla, en la última confrontación, empataron a tres levitaciones y dos iluminaciones. Forma parte de mi serie “Agosto en Salou” que voy sacando adelante con cuentagotas por el dineral que me cobra el psicoanalista la media hora.
Os quiere,
Vuestro chico trabajador
Os quiero.
Vuestro chico trabajador