Queridos amigos de la asociación de taxidermia y resto de adictos a la cultura post-post-moderna. Hola mamá:
Nuevamente vivo con estupor la actualidad artística.
Estaba el otro día tomándome un güisqui con un amigo artista. Todos los domingos monta un tenderete en la calle Alustante y les vende a los evangelistas imágenes de santos vestidos con chándal y estética hip hop. Yo le critiqué su María Magdalena con la cara de Beyoncé, no por nada es que me pareció una alusión demasiado obvia, el suele ser más fino.
Terminada la faena me propuso que fuéramos a apostar unos eurillos en las peleas de gallos de las barranquillas. Yo me excusé, no tengo talento delictivo y la última vez que pasé por allí me vi obligado a integrarme apostando todo mi capital a un palomo que se merendaron en un plis plas. Además la brutalidad animal la llevo regular, no es que mi escepticismo europeísta, mi bagaje deportivo y mi dieta omnívora no me prevengan contra el infantilismo, no es eso, pero no consigo disfrutar.
El caso es que volví a casa dando un paseo. Saludé a las chicas del “Afrodita”, a las que les doy clase de pintura online y a la peña del tocino de la avenida de Barcelona.
De repente me cagué en Ros ¿En qué momento los artistas españoles nos habíamos convertido en oficinistas?
Simposiums, curriculums, becas de las normales y las de residencia, conferencias, publicaciones, debates, dossieres, conceptos, discursos, doctorados. Esto es la chicha de nuestra contemporaneidad. Resulta que un artista solvente es el que tiene una carrera de burócrata llena de líneas de curriculum.
Me gustaría saber que pondría van Gogh ahí dentro. Me enrollé con una prostituta, mi hermano Teo me compró un cuadro, me corté una oreja… O Picasso, me encantaban los burdeles de Avignon, el comunismo y los toros. O Pollock, me lie en una fiesta cojonuda en Venecia con Peggy Guggenheim, o Bacon, me liaba a puñetazos en los bares, o Dalí, o Toulousse, o Goya, Vlelázquez, Braque, Duchamps…
La gente no es idiota lo que le pasa es que le importa un pepino la vida de un funcionario. Ha llegado la hora de cambiar de aires.
Os quiere en plan dominguero vuestro chico trabajador