Bolos alimenticios

Quisiera compartir con vosotros una pesadilla que me atormenta desde mi adolescencia.

Sin ton ni son me veo en el esplendoroso comedor de mi tía en opíparo ágape algo desconcertado por la falta de ortodoxia narrativa tan propia de los sueños.

Estupefacto veo que la reina Sofía alimenta subrepticiamente a dos Yorkshire de pura raza haciendo alarde de una coreografía de movimientos gráciles y exquisitos.

Sin poderlo evitar el bolo alimenticio se me desprende de la boca y se esparce como una bomba atómica a mí alrededor.

La reina contiene el rubor y las arcadas y mi tía emprende fulminantemente una retahíla de reproches sofocados cuya intención no es tanto corregirme como dar rienda suelta a su consternación e impotencia.

Estoy seguro de que este pasaje sería interpretado por Freud o alguno de sus secuaces de manera funesta y sexualmente explicita. No obstante tengo otro tipo de sueños eróticos de lo más placenteros donde bien le hago el amor a unas escaleras metálicas, bien flirteo con una mampara de metacrilato e incluso le meto mano a un hermoso y elegante bolso de Hermes.

La literalidad e intimidad de estos sueños disipa las connotaciones sexuales de la pesadilla anteriormente aludida.

Sospecho alarmado que es probable que este sueño agobiante pertenezca entomológicamente al grupo de los mensajes del más allá y su significado, aunque críptico, me parece adivinar.

La buena educación es el progreso del arte.

Los nuevos neoclásicos se mueven en la marasma de la incorrección estimulando las sensibilidades del prójimo impúdicamente y han terminado por instalarse como una neo academia del mal gusto, donde a las primeras de cambio ves una procacidad con una justificación conceptual muy débil, en la mayor de los casos redundante y por supuesto aburrida.

Sobre todo este aburrimiento es  un indicio de que lo chabacano y lo grosero se han pasado de moda.

Siguiendo las enseñanzas de Pérez Villalta, que oponía al neoclasicismo lo cursi, creo que lo que al arte contemporáneo le hace falta es una buena dosis de irreverente buena educación.

 

Alimenta a tus animales y satisfaz a tu mujer

Alimenta a tus animales y satisfaz a tu mujer