¿Se acuerdan ustedes de la cantidad de quinielas que ganó Lorenzo Sanz, el antiguo presidente del Real Madrid?
Seguro que jugaba mucho, pero también es seguro que tenía información privilegiada.
Desgraciadamente si estaban pensando que yo les fuera a dar un par de nombres mágicos donde colocar su capital se equivocaron.
Lo que voy a hacer es dar unas pautas de lo que yo pienso que se debería hacer de querer invertir un gran capital como son mil euros, en arte.
Algunos de ustedes podrán pensar que mil euros es dinero si se trata de una familia que no llega a fin de mes, o de un universitario en un piso compartido, pero que no lo es si se trata de reunir una fortuna en arte. A los descreídos les contaré un cuento que fascinará a los cazatesoros.
En la época del mejor NYC poco antes de que el mercado del arte se volviera definitivamente descreído, un matrimonio de contables sin hijos se quedaron maravillados por esos nuevos artistas que pululaban por la ciudad. Establecieron lazos de amistad con muchos de ellos y asistían a sus inauguraciones. También conseguían que estos les vendieran obras por el precio irrisorio que un par de contables se podían permitir. Veinte años después donaron su colección al MOMA de NYC, colección que forma la parte más importante del museo y cuyo valor es incalculable.
Visto que esas cosas pasan, empezaré con la disquisición.
1º Quiera o no quiera va a tener que arriesgar. Dudo que con 1000 euros le diera ni siquiera, para una obra grafica minúscula de Manolo Valdés o Picasso ¿Pero para que querría usted eso? En verdad piensa que algo así se pueda revalorizar como para convertirle a usted en “billionaire”. Como mucho le servirá para impresionar a alguna visita disipada que se pasé a almorzar por su casa ¿Porqué iba a usted a querer la enésima menina de Valdés? ¡Además seriada en mil ejemplares o más!
Luego olvídese de comprar lo trillado.
2º Es cierto que mil euros es poco dinero, lo tendrá que compensar con trabajo, y el trabajo nace de la pasión. Pero no se deje engañar. Usted oirá a muchos grandes coleccionistas que se dejan llevar por su intuición y sus sensaciones. Si usted se deja llevar solo por eso lo más probable es que se quede con algo que le guste mucho aunque no tenga ningún valor. Además de intuición y sensibilidad deberá usted añadir, sentido común y audacia, esta última cualidad es una consecuencia de la anterior.
3º Ya sabemos que los valores consolidados en el mundo del arte no son su objetivo, pero tampoco lo deberían ser las tendencias aparentemente en vanguardia. “¿Por qué?” me preguntará usted “Si no puedo comprar un valor consolidado ni arriesgo con la tendencia entonces sí que estaré malgastando mi dinero”.
Mire usted, es que para dar un verdadero pelotazo no puede fijarse en algo superficial y previsible como es “la última tendencia”, créame que si usted la conoce, es que la conoce todo quisque. Y como la conoce todo el mundo, se arriesga a comprar caro y a estancarse, ni mucho menos convertirse en “billionaire”. Va a tener que apostar al doble cero en la ruleta (Todos pierden menos usted)
En el arte contemporáneo existe un debate actualmente. En general, el mundo del arte se sostiene como acertada la visión científico técnica de la evolución artística
[…]
La 2ª GM supone una quiebra y el nacimiento de una nueva teoría del arte que seguirá el modelo de progreso tecno-científico, anulando el arte anterior. Los artistas, estilos, teóricos, etc. pre-45 pasan a estar automáticamente obsoletos. Es como si fuera un proceso aislado (una burbuja), y dentro de él cada nueva teoría (los antiguos las habían llamado “escuelas”, “movimientos” o a principios del s.XX, “ismos”), cada nueva teoría, digo, anula la anterior y a la vez justificándola. Se suceden encadenados: Expresionismo Abstracto, Pop, Land Art, Conceptual, Post-feminismo, Bad Painting (esta en medio de muchas suspicacias), para aterrizar ya sobre el cambio de siglo, y en medio de señales inequívocas de agotamiento del modelo, en un espectáculo de variedades en el que caben el NBA (new british art) y la confraternidad de los multi-cultis y transversales. A cada nueva tendencia se le pedía sólo que fuera más “abstracta” que la anterior (siguiendo la afortunada denominación de Tom Wolfe en “La palabra pintada”, librito que si bién ruín y cínico respecto del arte hay que reconocerle aciertos en el diagnóstico del problema), con ello se satisfacía el interés de un mercado del arte fundamentalmente especulativo y emparejado hasta la médula con la “ingeniería financiera”. Se “crea” una nueva moda cada cierto tiempo que cumple la doble condición de justificar la anterior, y con ello salvar las inversiones de los coleccionistas e instituciones, y hacer imposible la continuidad de la vieja; lo que permite, claro, la revalorización económica de las obras hechas. Por supuesto se permite condescendiente y a la vez obligatoriamente a los que iniciaron la vieja moda seguir trabajando en la misma “línea” pero, bajo ningún concepto, crear “escuela”, los jóvenes artistas se ven impelidos a seguir la última tendencia que haya aparecido en una parodia grotesca y mal leída de lo que fue el movimiento moderno, seguro que ni Rimbaud (“Il faut être absolutement moderne”) ni Baudelaire entenderían por modernidad lo que hemos visto en las últimas décadas.
[…]
Rafael Bestard
Ahorasupongamos que efectivamente la visión cientifico-técnica del arte se va a acabar. Supongamos que cambiamos el criterio para valorar una obra de arte. Esto no es descabellado ¿Qué ocurría si empezáramos a primar la calidad por encima del resto de cualidades? O quizás ¿Una mirada aguda y visionaria del mundo por encima de la técnica ejecutada? ¿Acaso no creen que ya estaba todo hecho desde las cuevas de Altamira? Una visión detenida sobre esos bisontes dibujados sobre las convexidades de la piedra, te colocan en la infinitud del tiempo y de la muerte con la misma eficacia que la mejor obra de arte de cualquier época. Esos hombres no sabían ni leer ni escribir.
Visto desde este punto de vista muchas de las carísimas obras de arte contemporáneo se devaluarían infinito. ¿Cuántos videos han visto ustedes en arco que suspenderían en una clase de introducción a la edición digital? Se han sostenido por su lugar en la cronología del antiguo criterio científico, pero no sostienen una mirada más profunda.
4º Este es el momento del sentido común. Sólo hay que mirar lo que desprecian los que más intereses tienen en que el sistema siga como está y buscar su contrario. Por poner un ejemplo. El artista vivo español más caro, (o casi, no conozco el dato exacto con respecto de Barceló) Antonio López, está ninguneado por nuestro museo nacional. Su obra fue comprada a regañadientes y por aclamación popular y en su mayor parte está retirada y en los fondos, sin dignarse siquiera en brindarle una estancia para el sólo. La comparación con “Tapiès”, por ejemplo, es abrumadora y su última retrospectiva tuvo que ser en el museo thyssen y batiendo records. “¿Por qué?” se preguntarán ustedes. Pues porque Antonio López es de los pocos que habla abiertamente sobre las graves carencias del arte contemporáneo, y eso es terriblemente peligroso para mucha gente. Como saben que en sus palabras hay buenas razones a las que acogerse tratan de hacerlo pasar de perfil.
5º Llegó el momento de la audacia. Usted ya sabía desde el principio que no iba a apostar por el caballo que daban mejor en las apuestas. Usted va a jugar a la sorpresa. La única manera de hacerse “billionaire” con mil euros es esta. Su apuesta va a ser que el sistema va a cambiar y la nueva generación de coleccionistas va a premiar la calidad de las obras independientemente de la disciplina o la técnica. ¡Claro, ya sé que a usted con mil euros no le da para comprar un Antonio López!
Aunque parezca que Antonio López se ha quedado de brazos cruzados viendo pasar el tiempo está muy equivocado. Desde hace años, ha dedicado los veranos a impartir clases magistrales a artistas seleccionados. Les ha iluminado con su visión del arte y ha debatido con ellos revisando con ellos sus trabajos. Seguramente si usted investiga los podrá encontrar con cierta facilidad, y estoy convencido de que podrá adquirir alguna pieza original por mil euros, aunque sea pequeña o minúscula. Si además se preocupa de saber y conocer afinará la compra. Antonio López no es el único. Mezquita, Maria Moreno, Andrés Ibáñez, Francisco y Julio López y algunos otros más que están en la misma línea.
Por último me gustaría revisar un mito. Siempre se piensa que Van Gogh murió desconocido y poco valorado. Eso no es así, conocía a la mayor parte de los impresionistas los cuales valoraban mucho su trabajo.
El trabajo que esos pintores como Antonio López han realizado durante años en los talleres de verano ha servido para unir a una generación que de otra manera quizás se habría dispersado, pero que ahora es grande, fuerte y está unida. Movimientos semejantes están surgiendo en estados unidos, Rusia, Sudamérica…