Epílogo veraniego

Bajo el palio de la luz crepuscular y la brisa rancia proveniente de la depuradora dijimos a adiós al verano. Aquel aroma a rompidillo dotó al momento de realismo, de finitud y de “no somos nada”.

Veo las postales de suecas en bolas al pie del castillo de alicante desluciendo viradas al verde, erosionadas por el sol y el desinterés de la modernidad. Esto me produce escalofríos ¿Quién es el culpable de que se marchitara el rosal?

Querer ser Velázquez es un deseo que si se interpreta de forma literal le puede llevar a uno a morir de un golpe de calor en agosto por llevar capa española. Esta temporada hemos perdido a tres maravillosos muchachos, temerarios e impetuosos. Por favor, quered ser más como Matisse en su etapa de Niza con sus camisas de hilo, dejad a Velázquez para el entretiempo.

El único afán del gremio de filósofos con el que compartíamos apartamento en Benidorm era llegar pronto a la playa de poniente para poner la sombrilla en primera línea. Es verdad que el saber no da la felicidad ¡Con que angustia vivía esta gente! ¡Qué madrugadas febriles llenas de incertidumbre! ¡Qué gritos! Los peores los positivistas lógicos.

La persona más elegante que he conocido este verano ha sido un matemático brillante que llevaba chanclas y calcetines y se tocaba con una visera de contable. Su esposa, hispanista de Harvard, gustaba de tomar la brisa mediterránea en patín y topless, y tenía tatuado en la nalga a un Felipe IV que cuando jugaba a las palas parecía que masticaba chicle. Vinieron con un grupo de intelectuales de Essex que se escandalizaban porque la gente meara en el mar.

Tras la republica romana llegó la roma imperial, y finalmente los turistas de alemanes: los Godos, Ostrogodos y Visigodos, los Francos, los Bretones… etcétera. El rancio de Catón el joven prefirió abrirse las tripas que presenciar el espectáculo.

Un grupo de naturista de la Sorbonne daba conferencias sobre crustáceos y concedían un pequeño título avalado por la universidad

Un grupo de naturista de la Sorbonne daba conferencias sobre crustáceos y concedían un pequeño título avalado por la universidad

felipe IV

Dos de aquellos jovenes temerarios