Estragos de temporada

Querida masa deforme:

Como en todos los inicios escolares nos hayamos en bancarrota. Yo aún no he cobrado los beneficios que me reportan las sociedades de las Scheichelles, ni las comisiones de las apuestas de gallos de entrevías, ni por supuesto las fotos que me hicieron en pelota picada para “Men´s Health”.

Soy un hombre con recursos y antes que dejar sin bocado a mi familia, parafraseando al “Pelusa” Maradona, atraco un banco.

Besé en la frente contrito al núcleo familiar y me fui al encuentro de un poeta en idénticas circunstancias a las mías. Dicho poeta había sido bróker de bolsa y por lo tanto politoxicómano durante diez años. Como es normal dilapidó su crédito profesional al mear sobre el árbitro de la competencia en Europa, precisamente cuando este se hallaba en tránsito dirimitorio sobre una causa a él concerniente y de extrema importancia.

Cambió los números por las letras y escribió esos versos tan delicados que le hicieron inmortal:

Va un bróker por la baranda del Duero

Haciendo eses y en cueros

Y hasta las cejas de cocaína

Como yo, tiene una familia que alimentar. Cuida a los niños de su segunda esposa y a la madre de esta, dependiente. Ha tenido otras dos niñas monísimas con su amante, la cual se ha fugado con un jinete olímpico y además tiene un pastor alemán que adora y es el sustento de su alegría. Hace el sit y el plas.

La cosa ha sido rápida. Hemos llegado al estanque del palacio de cristal, hemos saltado la verja y ante la audiencia para todos los públicos hemos dado una lección magistral acerca del ciclo de la vida, y de lo indefensos que se encuentran los animales atontados por la sobrealimentación.

Poco más hay que decir, el magret de pato delicioso. Por cierto he localizado faisanes.

Os adora, vuestro chico trabajador

El amado Lucifer haciendo el sit

El amado Lucifer haciendo el sit