Queridos amigos y familiares intelectuales:
Llevo un par de semanas queriendo hablar de ARCO y del “vaso medio lleno” y de todas esas historias. La verdad es que si no lo he hecho antes, es porque no me he encontrado de humor para adquirir un tono festivo y audaz que os alegrara la mañana del domingo.
De hecho mi ardiente indignación se ha ido tornando hacia una tensa frialdad. Es para mí un hecho, no simples conjeturas, que la decadencia helenista en la que nos encontramos plasma su frivolidad, con maestría, en el arte de élite.
La elevación del combate dialéctico de otras épocas se ha traducido en curvas de cotización, ñoñeces y por supuesto la enésima provocación a la inteligencia.
La descontextualización de la fuente de Duchamps, que fusiló indolente Jeff koons con sus balones de baloncesto y que por enésima vez se vuelve a reproducir constantemente sin que a ningún gurú parezca importarle demasiado, es el equivalente, a redescubrir cada dos semanas la teoría de la relatividad y ¡que te den el nobel por ello!
En fin. En el mundo pasan una multitud de cosas importantes cada minuto y los artistas y agentes del arte nos dedicamos a nuestras peleas intestinas alejándonos del mundo. Estoy harto de ver obras crípticas, cuya simpleza en ocasiones abruma al espectador, que suele pensar que es tonto porque no se da cuenta de lo que ocurre.
Esta manera de hacer arte está obsoleta. Es una neo academia que hay que abolir.
Por cierto. Os dejo una foto de mi último cuadro en proceso. Es una rogativa, pero no os doy el título completo porque estoy con pleitos de copy right y derechos de autor con los herederos de Berlanga.
Os quiere ardiente de ira vuestro chico trabajador