La importancia del trauma

Queridos amigos, familia y resto de morralla docta;


Hoy me dirijo a vosotros con cierto pesar. Nuevamente he vuelto a ser ignorado por ARCO, feria a la que solo asistiré en modo encubierto para dedicaros algún pasaje de tipo performativo.


Ya voy teniendo una edad y después de jugar al futbol me entra un dolor en la cadera propio de la senectud.

Recreación de una momia del British Museum obtenida 
tras el expolio egipcio y causa del trauma nacional.

Muchas veces pienso si esta ignominia que sobre mi se cierna no será fruto de una infancia feliz y una maduración algo abrupta aunque bastante aseada de drogas, prostitución o cualquier otro vicio bizarro con los que dar que hablar a las vecinas.

Hoy me confieso. Carezco de traumas.


Esto es tremendo para un artista, es peor que la heroína para un contable. Hablé el otro día con Abel Azcona y me contó que a él le pasaba lo mismo pero que lo solucionó muy rápido, se inventó un cuento acerca de que era el  hijo abandonado  de una profesional de las carnes mortales y la cosa se le fue solucionando diligentemente.


Con ese run run fui camino de casa. Mindi me ve estas cosas en la cara y se anticipa a mis movimientos  como un maestro del ajedrez.


-Estoy cansadísima, no quiero ni oír hablar de tonterías.


-Oye Mindi, he pensado que a mi carrera le vendría muy bien que te acostaras con otro 
hombre.


-Estás fatal


-A lo mejor es suficiente con alguna foto cochina  que me haga sospechar, o algunos mensajes de texto en el móvil.


-¿Y luego te abandono?


-Eso estaría bien sí. Creo que si lo hacemos con responsabilidad y tesón les podremos pagar la filología hispánica de los niños en Harvard.


No os voy a seguir agotando con este diálogo platónico donde fui encontrando, gracias a la experimentada técnica de Mindi en la mayéutica, la refutación de mis ideales post traumáticas. La cosa se puso desagradable cuando insinué que lo mejor para los niños es que los traumatizáramos cuanto antes. Hicimos crisis, olvidamos la cosa y ahora nos vamos a tomar el aperitivo.


Me encantan los domingos en vuestra  compañía,


Vuestro chico trabajador.