Queridos amigos del “boudoir rosa” de Menedez Pelayo:
He pasado una semana de visitas. Muchos de los cuadros que pululaban por el estudio hacen las maletas o están a punto de hacerlas. Este es un momento de sentimientos encontrados, sin duda, sobre todos ellos domina el de convertirlos en un capital que me permita sacar la cafetera del taller. Ça veux dire “el coche”, que se semi-evaporó en una nube tóxica el día de fin de año, en un atascazo en hora punta con todos vestidos de punta en blanco. El show decayó entre bomberos y ambulancias. Cosas del radiador del aire acondicionado.
Hablé con el comité asesor, necesitaba planificar mi próximo paso. Mi médium “Piscis 64” se inhibió tras cotejar ciertas facturas impagadas. El habilitado de mi abuela se acababa de fugar de casa con la asistenta, de lo que me informó su hija tras una embarazosa conversación en el alfeizar de su puerta. Así que me fui a misa con el padre Jesús. Desde que fue mi catequista para la confirmación nos hicimos amigos. Su heterodoxia fijaba un límite para la sisa filio paternal en mil peseteas semanalmente, como punto de crisis para el pecado.
Tras un sermón lúcido, un poco de vino dulce y los recortes de las sagradas formas, los residuos del comité nos pusimos manos a la obra.
En un vaporoso sueño etílico la respuesta se deslizó a mi amígdala con dulzura.
Queridos amigos, amantes del disfraz, del ritual de engaño a la muerte tan ancestral como estúpido. Amados todos, querría convocaros para cerrar esta trilogía performativa, a un “Harlem Shake, super spanish style”, en breves días. Os ruego que estéis atentos al face book pues en cuanto confirme fechas os convocaré para poneros en evidencia nuevamente.
Advierto por su puesto, que todo será grabado en vídeo y colgado hasta en último y más recóndito lugar de la red.
Permaneced como panteras agazapadas. Os quiere,
Vuestro chico trabajador