Las otras motivaciones del artista

Amada turba intelectual:


Hoy me gustaría hablaros de las motivaciones del artista en creación.


El ansía de perfección de los de nuestra condición nos lleva por extraños senderos creativos. Yo tengo un colega que junto a la paleta tiene un pequeño pedestal con una piedra. Cada vez que yerra una pincelada deja la paleta, agarra la piedra y se arrea sin contemplaciones un cantazo en toda la cara.


Convención de metodología artística y trabajo en equipo. Año 2008

Un día que había ido de visita a charlar con él y de paso investigar su proceso creativo empezó a arrearse una ensalada de piñazos.


-Esto…-empecé, aunque tuve que levantar la voz para hacerme oír entre tanto golpe- ¿No crees que te estás pasando? Me estoy sintiendo algo incómodo. Estás manchando de sangre el lienzo y uno de tus dientes casi me salta un ojo ¿Es que no hay maneras más fáciles de perfeccionarse?


A él le costaba hablar, le colgaba un ojo y era evidente que tendría que llevarle a la casa de socorro. Aun así atinó a decirme.


-Mira, no te voy a negar del todo. Empecé las flagelaciones con una pirita pero las aristas hendían mis carnes blandas de tal forma que decidí pasarme al granito romo.  Me veo que después de cada sesión de pintura ingreso al menos quince días en el hospital, un ritmo incompatible con la subsistencia. Estoy pensando en cambiar el granito por la piedra pómez  y por tanto las contusiones por los desollamientos.


-¿Te llevo a urgencias?


-Por favor


En fin, este caso no es tan singular en mi círculo de amistades. Yo mismo vertía aceite hirviendo sobre mis pies cada vez que no atinaba.


Hace tiempo que he dejado todo eso atrás, salvo alguna vez que meto la mano en la sartén de los huevos fritos, ahora tengo una visión positiva que premia mis aciertos e ignora mis fallos.


Convine con Mindi una serie de premios asequibles, porque aunque soy un amante de los Bugattis no me iba a comprar uno cada par de horas. Decidimos premiar mi psyche con la sencillez del placer fisiológico. No voy aquí a enumeraros los placeres que puede dotar a uno a su propio cuerpo.


El sistema mucho más agradable que el anterior funciona bastante bien salvo por lo de las convenciones sociales.


El otro día estaba dejando a Jimena en clase cuando me sobrevino una idea genial que tenía que ver con las acelgas. Era una idea que debía premiar ipso facto. Así que ante la profesora, parte de APA y el correlativo alumnado, eructé en un vibrato moderato y me tiré un pedo que duró un compás enteró en minuendo.

Casi todos se abochornaron con un discreto disimule, los menos me corrigieron con la mirada.


Pero no es plan. Me he comprado una cajita con rape para favorecer el estornudo pero Mindi me ha insinuado que el efecto de ver a un padre esnifando puede ser aun peor que el de tirarse un pedo.


Con el dilema aún sin resolver aunque bien hasta la presente se despide vuestro chico trabajador.


Mi adoración por vosotros es inenarrable.