Llamadas de madrugada

El otro día sonó el teléfono de madrugada. A esas horas las telecomunicaciones siempre son portadoras de la muerte o de sucios jadeos y murmullos ininteligibles. Como un resorte salté de la cama y entre golpes y desconcierto acerté a atender la llamada, ¿Allo?… ¿Ajá?… ¿Oh dios mío?

Sin comerlo ni beberlo me encontré en un Kia Picanto con un amigo que es artista y un cadáver plegado en una maleta. Resulta que el fiambre había presentado el preceptivo papeleo para una beca de residencia en el Whitney museum dotada con la nada desdeñable cifra de 55.000 euros. No es menos cierto que, y siguiendo con la exposición de los hechos, el susodicho muerto había sustraído un valioso dossier a mi amigo, el cual, sin escrúpulos, había presentado como suyo. Mi amigo al volante me hablaba así.

-Mira Navarro, era un pedazo de bastardo e hijo de la gran puta, perdona la redundancia de procacidades como no ha visto parir madre en la historia de dios. Además no sientas lástima por él, era un desalmado, el año pasado… ¿cojo Francisco Silvela…? como te decía, el año pasado estranguló a una familia de esquimales con sus propias manos para sacarles unas fotos para el World Press Photo sobre el calentamiento global. Luego la emprendió a tiros con los renos, los lobos, las focas, morsas, elefantes marinos, una población de archibebes, también unos bueyes almizclados con los cuales transportaban sus enseres, los chorlitos de carambolo, las ballenas azules, albatros, gaviotas y cómo no, con los osos polares.

Ante tal despliegue de conocimiento entomológico quise aportar algo de poesía afirmando que el olor del cadáver me recordaba a cuando se nos murió Canelo, un cruce de podenco, que él acogió con frialdad…

Decidimos deshacernos del tema en la casa de campo. Aborrezco la violencia pero ante una política de hechos consumados y teniendo en cuenta el equilibrio de karma que suponía deshacerse de un mamón así me avine a colaborar.

Abrimos una grieta en la tierra, echamos salfumán, rezamos un par de letanías y nos abrimos cuando vimos al señor ex tesorero Bárcenas deambulando por la zona con un voluminoso fardo a los hombros.

Estas reyertas entre artistas son de lo más normal. No tienen escrúpulos y solo les mueve el frenesí de ansia curricular, la necesidad de colmar el existencialismo atroz y el materialismo maoísta. Es una generación preñada de malos sentimientos, temores nocturnos, psicopatologías severas y fuertemente estimulada desde la primera infancia en la idea de la prosperidad profesional a cualquier precio.

Dicen que el futuro director del reina Sofía es un auténtico serial killer que marcó la cara del subsecretario de cultura con un abrecartas cuando éste se negó a presupuestar el sushi en su acto de inauguración en el museo.

Ultimamente no se puede ir a la casa de campo de madrugada

doverman

Canelo