Los Coleccionistas

Queridos amigos de la peletería de Ramón de la Cruz y resto de referentes postmodernos:

El otro día se puso en contacto conmigo un compañero del colegio. Mal estudiante se ganó el peculio por las bravas, vendiendo perritos de manera ambulante en las calles Bristol. Trasladó la domiciliación fiscal a Atlanta y empezó a codearse con la jet americana, poco proclive al estudio y si al trabajo duro y rentable. Pura salud.

Me dijo:

-¡Navarro, te ha venido a ver la virgen!-Él Siempre tan escandaloso.-Te mando dos pollos que ya no saben qué hacer con el dinero. Son de Ohio. Quieren ampliar una colección de arte que te caerías de espaldas, con talentos europeos. Tras mi intermediación se han decidido a pasar por España. Móntales un sarao que te cagas y multiplica por cien tus precios.

-¿Un tablao flamenco, rebujito…?

-Eso ¡Ah! Nada de gazpacho, los guiris no lo toleran, Jamón serrano del bueno. Mi comisión es del veinte, y no me engañes que estos me lo cuentan todo luego.

Me decidí a recrear de forma performativa, la batalla de Brunete. Conté con la inmarcesible ayuda de la familia política con adicción al disfraz. Contraté la banda municipal de Valdemorillo y una vaquilla  para terminar con una capea. Sin embargo no conté con que los ohienses perderían sus maletas en la T-4.

Precisamente ese fue el problema. Durante todo el tiempo de espera, la coral de Bilbao y los modelos, y en definitiva todo el personal empezó a empinar el codo para pasar el tiempo. A la venida de los coleccionistas el tema estaba ya bastante maduro y ya alguno de los actores se había travestido y saboteaba el cuadro lanzándole piedras a la vaquilla. Los de la capea, ebrios también, olvidaron asegurar el cerrojo, y tras recibir un chinazo en los huevetes, la vaquilla saltó la valla y arremetió contra el cuadro flamenco y los teloneros heavy metal, amigos de mi hermana, dándole una cornada con tres direcciones y ocho centímetros al bajista, el cual quedo postrado y malherido. El bicho, resabiado, siguió cebándose con el travesti que antes le hirió, entre aplausos y ovaciones del tendido crítico. La cosa se ponía fea. La mayor parte de los secundarios habían trepado a los árboles y a las rocas. Los Ohienses me miraban atónitos mientras yo permanecía flemático en lo alto de un manzano. Finalmente un primo de Almudena, vestido de legionario, mando a la vaquilla al infierno con la ayuda de un Mauser original del 36.

Ante la pañolada del respetable se le concedieron las dos orejas y la vuelta a la parcela, en olor de multitudes y a golpe de bragazo del público femenino que abarrotaba el lugar.

Los de Ohio se quedaron tan contentos que me compraron hasta las mesitas de IKEA

Como dijo Anthony Hopkins dijo en misión imposible. “Qué raros son estos españoles, pasean a sus santos para luego quemarlos”

Os desea ardiente. Vuestro chico trabajador

La vaquilla pasaba los 200 kg. Fácilmente podríamos hablar de un novillo.

La vaquilla pasaba los 200 kg. Fácilmente podríamos hablar de un novillo.

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