Manual de anatomía para artistas



El Intestino
Este órgano es uno de los más importantes pero con peor prensa.
En el arte clásico su función estaba relacionada con aquel dicho “hacer de tripas corazón”. El intestino era el receptor de todos los sinsabores del artista. La carrera de la disciplina, el transcurso difícil por las imposiciones del mecenazgo y las precariedades que en general plagaban de su vida. El intestino digería todo esto, deshaciéndose de lo peor.
En el arte contemporáneo el intestino es la base fundamental del artista. Podríamos decir sin temor a equivocarnos que un artista contemporáneo es un 90% intestino. La función del órgano se reduce a la combinatoria de conceptos que generan un subproducto, éste se deposiciona a través del ano, alumbrando al mundo lo que vulgarmente se conoce como obra.



El Cerebro
Este órgano fue y sigue siendo vital. Sin Cerebro ni se llegaba ni se llega a ninguna parte.
En el arte clásico no solo funcionaba para aprender todos los rudimentos de la creación de imágenes. También servía para interpretar lo que le exigía el mecenas y además aportar su visión personal sobre el mundo.
En el arte contemporáneo, este órgano se ha especializado en la tarea de adquirir fondos, líneas de currículo, estar chispeante en las fiestas,  y sobre todo en la ardua tarea de convencer con  una obra que es idéntica a la del resto de artistas.
Como ya dije este órgano es fundamental tanto para el artista contemporáneo como para el clásico.
El Corazón
La función de este órgano a penas ha cambiado a lo largo del tiempo.
Si bien para el artista clásico, el órgano mantenía el organismo activo en condiciones de desnutrición y o frío y calor extremos o a las sustancias tóxicas y pigmentos que manipulaban,  para el artista contemporáneo es un órgano que ayuda a sobreponerse a las sobredosis de drogas y a las juergas extremas.
Antes y después, un corazón fuerte proporciona una carrera larga.
Las manos
Las manos eran la herramienta fundamental del artista clásico.

El artista contemporáneo se las ha amputado y ha reducido su herramienta creativa a desarrollar una intensa mirada que lo dice todo sin decir nada.
Genitales
Antiguamente era el punto flaco del artista. La amenaza constante de la castración era un acicate para la maniática perfección del artista.

El artista contemporáneo ha sabido sobreponerse a este inconveniente, dándole incluso la vuelta. El artista contemporáneo ha hecho de sus genitales una herramienta más con la que traficar y negociar en pro de su carrera.