Supositorios para la transversalidad

Mórbida marea intelectual,

El título que hoy nos ocupa no puede ser más descriptivo, así que os ruego que si estáis leyendo esto en familia, edulcoréis los tramos más complejos con metáforas y eufemismos que dejo a la autonomía de vuestro intelecto y a la ponderación de las cualidades de encaje de vuestra prole.

El otro día me convidaron a un ágape con motivo que me reservo para no dar demasiadas pistas, al fin y al cabo no quiero que nadie salga mal parado de este post salvo la filosofía de cuartel que nos rodea.

En la combinatoria fiestil (no sólo me refiero al tesoro de esa última capa antes de redescubrir el origen del mundo) coincidí con un gallardo artista más bajito que yo  que explicaba sin pudor como procedía cada doce horas, antes de las comidas, a medicarse vía rectal para mejorar su transversalidad.

En mi ignorancia le pregunté con candor

-¿Eso es para defecar de lado en vez de longitudinalmente?

Él pensó que me mofaba y me citó en la calle para repartirnos unas leches. Caballero antes que nada pedí la colaboración de un testigo. Ante el mutis por el foro me avine a la cita con la bestialidad propia de nuestra época, sin rúbricas que atendieran a la honorabilidad del choque.

Mi adversario, biótipo bilioso, sensible y con un armónico esqueleto de cal orgánica no fue rival.

Perdí un diente pero mis puños vencieron la determinante batalla dialéctica acerca de la transversalidad rectal. Quedó tan a mi merced que antes de ir a urgencias lo llevé a la iglesia de San Fermín de los Navarros a confesar. El cura aunque de mala gana le administró el ministerio de urgencia y madrugada.  Ya con la conciencia tranquila le fui suministrando una ginebra medicinal hasta que nos atendieron en “la Princesa”.

 

Boxeo

Para que os hagáis cargo de lo que estoy hablando, porque entiendo que podáis estar algo perdidos con esto de la transversalidad, os comentaré un pasaje con una famosa galerista peinada a lo Marge Simpson y de la que tampoco daré más pistas. Hablamos de un joven artista conceptual, cincuenta añitos,  del que observábamos un lienzo blanco con una inscripción que rezaba “Esta imagen no tiene copy right”.

Después de un respetuoso silencio le hice ver las simetrías que veía con los conceptuales americanos y más en concreto con los cuadros que “On Kawara” realizó allá por los setenta. Ella me miro algo ofendida y me dijo (y esto es estrictamente cierto).

-No, no,  esto no tiene nada que ver. Este artista es español y además también los pinta en rojo, en verde y en azul.

Esto amigos míos es la transversalidad.

Me iré citando a Bukovsky, quien transcendió la literatura erótica o pornográfica gracias precisamente a su buena literatura.

“La diferencia entre arte y filosofía es muy sencilla. El arte consiste en hacer que algo muy complicado parezca simple y la filosofía en hacer de lo simple algo muy complicado”