Un amor imposible

El amor ha llegado al estudio. Desgraciadamente es un amor fatal, imposible.

Estaba con un croquis. Había escogido una planta de una vivienda. Las plantas me desagradan muchísimo, las cosas se deforman por esa vista cenital y casi no hay espacio para las historias. En vista de lo cual decidí convertir la planta en una sección, y crear un nuevo edificio.

El edificio sería un almacén destinado a contener todos los recortes de los papelitos sobrantes del resto de croquis y que por su belleza basuril me daba pena de tirar.

 Mi concentración máxima, salpicada por  las convulsiones y bailes que salían de la emoción creativa, me impidió apercibirme de unas miradas impías.

 Estaba terminando cuando de repente lo noté.


-¿qué miras?

 Era uno de mis oficinistas con el pelo cardado. No le quitaba de encima, esa mirada lasciva y grave tan suya a la pieza que estaba a punto de acabar.

 -Me gusta

 -Ya veo que te gusta, eso es lo que no me gusta.

 -¿Antes era un edificio, verdad, porque ahora parece un rinoceronte, un rinoceronte hembra?

 -Lo dices por los trozos rosas

 -Sí

 -Bueno, pues vete olvidando de esa historia, ese amor es imposible.

 -No entiendo por qué, si ella me corresponde… Además los dos vamos de amarillo, estoy seguro de que compartimos muchas más cosas

 -¿Es que no lo entiendes? Eso es un tabú social inadmisible, eso es incesto gilipollas, los dos sois mis hijos.-Pasó un ángel

 -…No digas de esta agua no beberé, ni este cura no es mi padre…

 -Mira, no me toques lo huevos ¿Me vas a salir con el folklore y los refranes  a estas alturas, qué ya somos mayorcitos?- La severidad de su mirada se volvió algo más grave si cabe y mucho más triste.

 -…Pues sin ella yo prefiero morirme- Soltó así de repente, asustándome.

 -Deja de decir barbaridades, ya sabes que la vida es así, lo sabes hace mucho, no puede ser. Resígnate, esa es la clave de la felicidad ¿qué quieres que le haga?

 -Podrías colgarnos juntos…

 -No me jodas Fermín ¿Cómo los amantes de Teruel?

 Se puso tan becerro que consiguió que su amor fuera correspondido. Al estudio le invadió la tristeza de tal manera que se hizo imposible trabajar. Como ambos preferían morir a vivir separados terminé por acceder a lo que me pedían. Les colgué. Les colgué juntitos a los dos. Tonta ella y tonto él.

 -¡Me cago en Ros Fermín! Yo pensé que sabías más de la vida