Un milagro pop


¿Cómo no voy a creer si mi vida está plagada de pasajes místicos?


Mi vida es un milagro constante. Os pondré un ejemplo. Cuando Pablo era un bebé le compramos una mesa a pilas que desafía con brutal sencillez la más elemental de las leyes de la naturaleza, la inversión de la entropía. Lleva ya cuatro años funcionando desde su embalaje, dentro del armario. Todavía no ha gastado su energía alcalina ni parece que tenga intención de hacerlo. A veces se entrega a  algo parecido a una ronquera pero se recupera rápido. Parece percibir nuestra presencia y nos reconforta al notarlo con alguna de sus tonadillas en gaélico pregrabado,” Dia duit ar maidin, buenos días”.


-Buenos días- Le contestó, pues sé que me escucha ¿es o no un milagro?


Otro caso

Este verano tuve un desafortunado choque por alcance en una rotonda alicantina. El choque no fue nada pero me hundió el faro y el intermitente derecho dejando el aspecto del coche poco agradable de cara a la ITV.

Velé el luto estrictamente. Dejé crecer mi barba y mi pelo y no se podía mentar a la Mutua Madrileña en mi presencia, hasta que un día…


Mindi y yo empezamos  a observar, primero con incredulidad y luego con fervor místico, como el faro recuperó su estado y posición pre-colisionil en menos de un mes.  Durante ese mes rezamos el Jesusito de mi vida todos juntos antes de salir al cole ¡Qué menos! A cambió me dejó de funcionar la luz del maletero, pero quién soy yo para decidir que me debe o no ocurrir, yo dispondré y Dios proveerá.


No conozco la terminología exacta de la iglesia ni me quiero meter en jardines heréticos, pero yo  sugeriría que a estos milagros sencillos, sin estridencias, los llamaran milagros pop.


Nada de esto hincha tanto mi sentido metafísico como el milagro por excelencia, un milagro que se me ha repetido ya muchas veces… Una venta


Cada vez que vendo un cuadro no me lo puedo creer. Lo primero que suelo pensar es que la gente está loca o siente lástima por mí… Pero enseguida la bofetada mística me trae al orden y me muestra la realidad. “Sea cual fuere la razón, tú cuadro ha gustado lo suficiente para despilfarrar una pequeña fortuna”, es decir, un milagro.


La última vez el golpe iluminatorio fue tan vehemente que me arrodillé delante de un señor de Irún al que llevé a un malentendido. La siguiente media hora discurrió acerca de una extraña y ambigua conversación sobre la elevada hombría del colectivo gay. Sostuvo reiteradamente que no hay hombre más viril que un gay al que sólo le gustan los hombres.

Yo no entendí nada hasta que Mindi me lo explicó, ella se encarga de explicarme lo que me ocurre, lo cual conoce mucho mejor que yo.

Sé que muchos pensaréis que esto es un endeble artículo de ficción no se sabe muy bien sobre qué, pero lo creáis o no, todo lo que he contado es estrictamente cierto. Si Dios se toma tantas molestias en que crea será por algo.


Nos alimenta, nos da confianza y me empuja a crear sin límites.

Vuestro chico trabjador