Una escombrera feliz

No he podido resistirme. Sé que soy impulsivo, pero que podía esperar  Mindi…, al fin y al cabo sabía que se casaba con un artista. Y los artistas hacemos cosas excéntricas, extravagantes, exóticas y cuando acumulamos un buen número de cualidades con ese prefijo nos terminamos quedando con el adjetivo “ex” a secas.
Ya tenía la obra y los operarios en marcha. Mindi entraba por la puerta con ese desaliño típico tras la hégira escolar en autobús.
-¡Que ese culito no pase…!
-¡Alto, que es mi esposa!- Zoltan es un magnifico maestro albañil, pero aun no tiene del todo calibradas las convenciones sociales.
Ante el mutis epático (de epatamiento no de higadillo) procedí didácticamente a explicar el cirio.
-Mira mona, a que es una chulada.
-¿Estamos de obras?-Mindi preguntaba cautelosa, se temía lo peor.
-Oh no, no, estoy instalando una montaña de escombros en el salón. Pienso que nos va muy bien con el gotéele de las paredes.-Cruzamos las miradas en un duelo al sol.
-Tu eres… -Imbécil pensó para sus adentros- Lo haces por lo de Lara Almarceguí en la bienal de Venecia.
-¡Ja! Sabía que me ibas a salir con esas. Pues no, en todo caso lo hago por Walter di María y sus cuarenta y cinco metros cúbicos de humus, que distribuyó sobre las salas de la galería “Heiner Fiedrich” en el 68.
-¡Maciza!
-¡Quieres cerrar la boca, Zoltan, coño!
-Habrá costado una fortuna.
-Con los operarios y maquinaria 1500 euros
-La verdad es que es bastante cuqui-Eso no me lo esperaba
Nuestra vida ha cambiado para mejor. Los niños disfrutan una barbaridad con nuestra montañita de escombros. Además no tenemos que recoger la basura, la tiramos directamente sobre la propia montaña, integrándose inmediatamente con las significaciones transversales. Los restos de comida alimentan a nuestros nuevos y adorables vecinos. La familia de ratas atrapadas en el traslado ha desarrollado en nosotros una nueva dimensión de la convivencia, la responsabilidad y el amor por los animales.


Vuestro chico trabajador

Walter di Maria, galería Heiner Fiedrich, año 1968
Lara Almarceguí, Bienal de Venecia, año 2013